... porque no quiero llevar una vida en la que no suene una orquesta de fondo al compás de mis pasos. Porque necesito la música, que teniéndola, todo lo demás da un poco igual.
Desde que me levanto por las mañanas hasta que me acuesto, a mi estado de ánimo le corresponden sus cien canciones, todas diferentes. Para bailar o para tomarse un té mirando cómo nieva por la ventana, para esperar el tranvía, para ir a clase o al supermercado, para arreglarme antes de salir o para limpiar mi minúsculo apartamento... para planear viajes, ya sea sola, acompañada o imaginando el día en que me vuelva a montar en el coche de Louise.
Ya. No sabéis lo que pasa en el coche de Louise. Esperad, necesitaréis esto de fondo:
Últimamente no me apetece escuchar "mi música" de siempre, y ando descubriendo nuevos artistas (gracias, Pep Mirambell y Louise por las recomendaciones). Me entretengo escuchando coincidencias entre sus canciones y mi vida que me arrancan de cuando en cuando una sonrisa... Jean Paul, Dan Mangan, César Pop o Sinestesia, o bien las bandas sonoras (of course) de toda la vida de John Barry, Morricone, John Williams, Yann Tiersen, o las bandas sonoras de películas de viajes que voy descubriendo, como The Darjeeling Limited o Eat Pray Love.
Hoy no hay canción dedicada. Mejor un tema para concluir la semana, tras cigarrito, manzanilla y reflexión, dejando de un lado lo malo y guardando lo bueno:
So I reach but it hurts, it kills, it screams,
And it fills my heart with chills
And I take my pills
But I'm still tired of sleeping with the light on...
...
So I gave up all my wretched thoughts
And left them out for the less fortunate
And at the gates I'll skip the queue
Life's not living 'less you're sure to make it through...