Periplo noruego

sábado, 10 de marzo de 2012

Informe de invierno: Bergen, la ciudad de los paraguas rotos.



Últimamente recibo mensajes del foro Erasmusu de estudiantes que van a venir a estudiar a Bergen, pidiéndome consejos. Yo también los pedí cuando estaba preparando los papeleos, hace un año por estas fechas, y seguro que le di la vara a más de uno. Pero al final lo comprendes: que no hay consejos, que hay que vivirlo.

Pero, como soy una persona planificadora (en exceso, pero bueno, qué le vamos a hacer), he hecho este blog que espero le pueda servir a los estudiantes o trabajadores que vengan a Bergen.

Una cosa sí os aconsejo: dejad el paraguas en España. De poco sirve aquí. El mejor uso que le he dado a mi paraguas ha sido ponerlo de "toldo" en la ventana en verano para poder estudiar.

Nunca en mi vida he visto tantos paraguas rotos como en Bergen, que aquí cuando dice de llover, sólo hay dos modalidades: calabobos ligero que molesta pero no moja demasiado o la tormenta perfecta. Llueve de lado y no hay paraguas que te libre del chaparrón. Es mucho más práctico llevar un buen calzado de Goretex o algo similar, un buen impermeable con capucha y mochila impermeable. Todo esto es fácil de encontrar en España en tiendas tipo Decathlon.

Lo de la mochila impermeable sí es importante, porque aquí son bastante caras, y en cuanto tengas que llevar el portátil y un par de libros, te das cuenta de la falta que hace aquí una buena mochila, o en su defecto, fundas impermeables para cubrir la mochila.

Sí, siempre llueve en Bergen. La gente que viene del norte de España se adapta enseguida, pero a los del sur y levante nos cuesta un poco más. Pareciera que porque llueve o porque un banco de niebla esconda los montes de la vista ya no se puede salir de casa. Ale, me quedo a pijamear y ver pelis.

Pues no. Hay que cambiar el chip, la vida sigue en Bergen, llueva, nieve o granice.

Además, no ha hecho tanto frío. Este invierno ha sido de los más cálidos que se recuerdan, según los periódicos noruegos, y las temperaturas han sido bastante agradables para lo que yo me había imaginado. Nos libramos de la ola de frío que pasó por el centro y este de Europa.

Y cuando sale el sol, Bergen vuelve a ser un lugar mágico y deseas tener veinte pares de ojos para poder mirar a todas partes. Los noruegos cambian sus semblantes serios y ausentes y se ríen y hablan alto, en el tranvía o en la cafetería de la universidad. Por un momento crees estar en España.

Es increíble lo que cambian las cosas vistas con una luz o con otra.



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